Si alguna vez pensaste en tener un emprendimiento, o quizás tienes uno ahora, hay muchas chances de que hayas reparado mucho en las redes sociales, en qué sitio de compra-venta lo publicarás, o si te conviene averiguar para estudiar diseño gráfico y marketing para no enloquecerte pensando en pagarle a otros para que hagan el trabajo.
Y eso está perfecto. No puedes emprender o lanzar algo si no tienes claro por qué vías vas a venderlo y promocionarlo. Sin embargo, con la inmensidad de emprendimientos, comercios y empresas que hacen todo tipo de productos es muy común escuchar la frase “ya está todo inventado”, pero ¿es esto correcto del todo?
Pues claro, si quieres vender, por ejemplo, tazas con diseños personalizados o hechos a mano, es probable que si buscas en Internet te encuentres con muchos locales y emprendimientos que ofrecen algo similar o incluso idéntico a lo que tú haces.
Entonces, ¿cómo poder sobresalir en un mercado que parece abarrotado?
La respuesta a esta pregunta, ya sea que quieras lanzar tu línea propia o quieras hacerte con herramientas técnicas, como estudiar diseño o hacer cursos online, la clave puede estar en uno de los aspectos más subestimados de la cadena de producción y venta: el packaging.
Entendamos qué es el packaging
Si lo primero a lo que atinaste al leer este término, fue ir al buscador de tu navegador y traducirlo, te saldrán opciones como “envase”, “embalaje” o “empaquetado”. Y son traducciones correctas, pero el concepto de packaging excede una traducción al pie de la letra.
Ya que se entiende por packaging, en simples palabras, a todo el proceso de creación, diseño, y desarrollo de lo que contiene tu producto y lo que recibe el comprador.
Es decir, no es sólo el envoltorio que contenga la información de los componentes o ingredientes de lo que haces (si es algo comestible, por ejemplo) o la bolsa de plástico donde lo introduces, sino que es también lo que le brindas a los usuarios a partir de la entrega y disposición del producto final.
Ya que, por ejemplo, no es lo mismo una bolsa simple blanca genérica de plástico para distribuir, a que el producto tenga impresa en la caja el slogan de la marca y una nota personalizada dedicada a quien hizo la compra, ya que son pocas unidades de lo que está obteniendo, o que una etiqueta muestre las redes sociales o algún código QR impreso dentro (por dar una idea) que otorgue un descuento único al comprador.
¿Vas entendiendo a lo que se refiere el packaging y cómo es su aplicación?
No es sólo el paquete o la bolsa, es la experiencia que tienen los usuarios y compradores a partir de lo que les entregas. Y las ventajas de hacer buen packaging pueden ocurrir tanto en empresas con mucha espalda económica, como emprendedores que recién comienzan.
Estrategias para pensar un buen packaging
Para que puedas sacarle el máximo provecho a esto, te daremos a continuación algunos puntos clave que pueden ayudarte, y no importa si estás encabezando tu propio negocio o si estás en el proceso de estudiar diseño gráfico o haciendo cursos online y quieres refrescar las ideas, este artículo te será de ayuda.
Piensa tu marca y luego planifica
Si hay tantos productos similares o del mismo estilo allí fuera, lo que te diferencia de ellos es que tu marca es única y debes asentarla como tal. Antes de pensar cómo llevarás a cabo el packaging, debes establecer cuál es tu marca.
En otras palabras, debes saber qué define tu producto y tu emprendimiento, cuál es la cultura, visión y valores de tu negocio, y algunos lineamientos fundamentales del diseño (paleta de colores, qué tipo de logo, qué idea quieres vender o comunicar) para que haya una clara identidad visual y evitar crear cosas que no sigan una cohesión estética.
Una vez que tengas esto hecho, ya puedes pasar a pensar el packaging.
Inspirarte de otras ideas, ver experiencias
¿Cómo puedes saber si es buena la experiencia que tienen los usuarios cuando reciben productos? Puedes empezar “por casa”, mejor dicho, ver qué cosas a ti te gustan cuando piensas en la manera en que un producto es presentado.
¿Te gusta los colores que eligieron? ¿El tipo de bolsa y envoltorios? ¿Te interesa si es ecológico el packaging? Si compras a emprendedores pequeños (muchas veces son quienes más atención le dan a la personalización y calidez del packaging), ¿qué es lo que más te gusta de lo que te envían y la forma en que está dispuesto el producto?
Responder estas preguntas es un muy buen punto de partida, así como también preguntarle a amigos y familiares sobre sus experiencias con las cosas que compran, ya que te servirán para pensar un paso más adelante que el resto y no tener que improvisar sobre la marcha.
Otra idea que puede servirte, es ver videos de “unboxing” en Internet. Ya que estos son videos en los que personas no públicas, influencers o youtubers abren cajas o muestran lo que les enviaron o que compraron, entonces puedes usar las cosas que dicen sobre lo que recibieron para tomar nota y ver qué aspectos son bien recibidos y cuáles no generan agrado.
Porque cuanto mejor experiencia tengan tus usuarios o compradores, es más probable que quieran contarlo o compartirlo por redes sociales.
Cuidar el producto
Debes considerar seriamente cómo estará contenido lo que enviarás y cómo lo enviarás, porque no es lo mismo si lo llevas tú personalmente, que si lo haces a través de un servicio de envíos o el correo (ya que en ese caso tendrás que pensar cómo mantener en buen estado lo que le harás llegar al comprador).
Por ejemplo, puedes usar piezas de telgopor, pequeñas bolsas de aire que evitan que se golpee el material, bolsas bien selladas para evitar que le entre humedad, o papel de burbujas o relleno de telgopor (pequeñas pelotitas que amortiguan y acolchonan el producto), entre otras ideas, para que lo que llegue a manos de los usuarios lo haga en condiciones óptimas.
Piensa en la experiencia
Esto puede resultar muy amplio, pero la clave es pensar quién compra tu producto, tu público real.
Por dar algunos ejemplos:
Si es un producto exclusivo o caro, puedes hacérselo saber al indicar en un folleto que acompaña el elemento y aclarar que el comprador recibió una unidad del escaso total (ejemplo: “usted es ahora dueño de la lapicera numerada 102 de una edición limitada de 150 en todo el mundo”).
Si es algo más de tipo artesanal y ecológico, puedes por ejemplo usar alguna etiqueta o impresión en papel kraft que haga saber al usuario que está “salvando la tierra” con su compra, o que pasa a formar parte de una comunidad de personas que quieren lo mejor para su planeta.
El paquete puede venir con algún tipo de aromatizante o perfume que vaya con la identidad de marca que te caracteriza.
Una súper atractiva: stickers. Un lindo y pequeño sticker puede servir para que tu marca se haga conocida, ya que las laptops, smarthpones o mochiles muchas veces llevan sticker y ¿qué mejor que planificar y diseñar uno para que sea un accesorio más para tus compradores?
Darles algo más: si te siguen o comparten en redes sociales, entran en un sorteo; si se suscriben a tu newsletter de mails pueden obtener cupones de descuento u obtener promociones exclusivas.
Material informativo o educativo sobre las ventajas de tu producto o de comprarte a ti.
Diseños alocados o frase impresas en la caja y envoltorio que llamen la atención y representen tus valores como marca.
Estas son sólo unas ideas que no sólo llevan tu packaging al nivel top, sino que no necesariamente requieren de grandes inversiones y pueden generar que tu marca y tus productos lleguen más allá de lo que pensabas.
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